el talento huye de donde no se le cuida y no se le pone en valor.

¿A qué esperas para despertar?

Hoy vengo con un post más personal. Una evidencia más de que la línea que separa nuestro yo profesional de nuestro yo personal es cada vez más fina, más inexistente. En este nuevo paradigma laboral las personas necesitamos dar coherencia entre ambas. Ya no son aspectos separados, sino dimensiones integradas que se potencian.

Las señales emocionales

Tras varios meses de malestar psíquico y físico (sí, cuando obviamos las señales emocionales, tu cuerpo dispara las alarmas, sube el volumen) entre muchas otras cosas, pensé en el síndrome Burnout. Me picó la curiosidad y busqué si ya habría tenido la suficiente presencia en la población como para que la Psicología Clínica lo hubiera incluido en su última versión del Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales (más comúnmente conocido como DSM-5).

Pude averiguar que aunque aún no estuviera incluido, en algunos países de Europa a los pacientes con desgaste profesional se les diagnostica con el síndrome de neurastenia, en coherencia con las últimas investigaciones que vinculan a esta patología con el síndrome Burnout, considerándolo por tanto como una enfermedad mental. Otro dato relevante es que las mujeres siguen siendo la mayor población de riesgo, pero esto me da para otro post 😉

Y me pregunto, ¿cuánto tiene que aumentar la estadística para que se subraye la urgencia de la salud y el bienestar?, ¿cuántas personas tienen que padecer esta sintomatología para que entendamos que algo estamos haciendo mal?,  ¿para qué contribuimos descaradamente en establecer una patología que depende de nosotros mismos? ¿Cuando vamos a entender de una vez por todas que merecemos sentirnos bien física y emocionalmente también en el trabajo? ¿cuánta vida te está costando tu sueldo, my friend?

Células y empleados

Nuestro cuerpo está formado por diferentes sistemas (nervioso, digestivo, circulatorio, etc…) que, a su vez, están compuesto por diferentes órganos, cada uno de los cuales está compuesto por células. Nuestro cuerpo está formado por alrededor de doscientos tipos de células, cada una de las cuales cumple su función en un entramado complejo que permite que tu cuerpo funcione a la perfección.

Al cuerpo humano lo forman alrededor de cincuenta billones de células, y puede funcionar perfectamente siempre que cada una de ellas cumpla su función. Sin embargo, una sola célula puede acabar con el organismo si su actuación se descontrola o se vuelve desmedidamente egoísta.  Un cáncer siempre empieza por una primera célula que enferma. En realidad, para que una célula pueda matar al organismo que la contiene, el resto de las células tienen que estar débiles, puesto que su primera reacción en condiciones normales será la de acabar con esta célula que ha perdido el sentido de su verdadera misión. Es decir, que una sola célula de entre más de cincuenta billones tiene la posibilidad de sanar o de enfermar a un cuerpo.

Siguiendo con la metáfora, si consideramos a tu organización como un cuerpo humano, cada uno de sus integrantes sería una célula que se agrupa para desempeñar diferentes funciones en distintos órganos. Al igual que una sola célula puede destruir o sanar al cuerpo que le permite vivir, cada uno de los integrantes tiene una responsabilidad enorme con los demás (el resto de las células) y tiene el poder de contribuir para que éste sane o enferme. Insisto: Cada componente incide directamente en el éxito o el fracaso. Su impacto va directo a la cuenta de resultados.

¿Por qué se va el talento?

Hemos llegado a aceptar, en general, que tenemos una economía sana mientras el Producto Interior Bruto (PIB) crezca. El PIB no refleja la verdadera riqueza que ha generado una sociedad o una empresa. Lo único que refleja es si ese país o empresa ha ganado más dinero. Lamentablemente este indicador no dice nada acerca de si esa riqueza ha generado felicidad y bienestar en las personas que la han generado.

Ya en 1972, el rey de Bután, Jigme Singye Wangchuck, acuñó el concepto Felicidad Nacional Bruta (FNB) o Felicidad Interna Bruta (FIB) como indicador que mide la calidad de vida desde una perspectiva más holística y psicológica. Se basa en la premisa de que el verdadero desarrollo de la sociedad humana reside en la complementación y refuerzo mutuo del desarrollo material y espiritual.

Tras mucho meditarlo, y resumiendo meses de mi vida, he dejado un proyecto que aportaba a mi PIB pero no a mi FIB. Y como yo, cada vez más personas sufren de esta incoherencia. Lo bueno es que acaban despertando, creyendo que merecen incluir en su fórmula vital el bienestar y la felicidad.

Es un hecho: el talento huye de donde no se le cuida y no se le pone en valor.

Esto va dedicado a ti, que quieres reprogramar tu gps profesional, que estás ignorando todo tu talento con excusas y necesitas saber que existen empresas donde ya han apostado por el cambio de paradigma laboral, y ya entienden que tu eres el eje central.

Y sobre todo para ti, que tienes la oportunidad de comprobar si sigues aplicando a tu organización estrategias de antaño. Puede que no te hayas percatado de que tu empresa ya está “descatalogada” o tu cultura, enferma.

Estás a tiempo de que te ayudemos a despertar, a sincronizarte con lo que tu empresa necesita. Atrévete a formar parte del cambio.

¿Hablamos?

Beli Méndez – Psicóloga especializada en el desarrollo del potencial de las personas

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