Se acerca Navidad, esa época del año en el que de repente resucita la obligación familiar y a todos nos urge el organizar cenas y reencuentros con regalos medio que forzados, medio que planificados.
Y quizás nos preguntamos, ¿cómo podemos encarar estas reuniones con optimismo? Lo cierto es que aunque se consideran “vacaciones”, la coordinación y eventos a los que asistir son muchísimos y NO siempre nos apetecen.
Una demanda como esta que llega cuando quizás no nos sentimos preparados o nos faltan recursos (ilusión, motivación..) para llevarlo acabo, puede acabar convirtiéndose en estrés. De hecho según un estudio del Departamento de Cardiologíade la Universidad de Lund (Suecia), en Navidad y Año Nuevo aumenta un 15% el riesgo de infarto de miocardio. Sorpresa, ¿o no?
A continuación te pasamos algunos consejos que nos pueden ayudar a afrontar estas fiestas de Navidad y crecer con ellas.
Navidad de broncas vs Navidad del compartir.
Sé el líder positivo que quieres para tu familia.
¿Dónde decidimos poner nuestra energía?, ¿en focalizar el sentido positivo de la Navidad o en las obligaciones y el estrés que pueden venir con ella? Si decidimos entender la Navidad como el momento del año en el que hacemos un parón para acercarnos a los nuestros y disfrutar de su compañía,todo lo demás lo entenderemos como accesorio y flexible. Tú decides qué quieres hacer durante el periodo más frío y sin luz del año. 😉
Una vez hemos decidido qué misión/visión tenemos para estas Navidades en familia, hay que poder compartirla y proyectarla a partir de nuestros actos. Para ello es necesario expresar lo que esperas de los demás y negociar otras propuestas que puedan aparecer de los diferentes miembros de la familia. De esta manera prevenimos la decepción y el sentimiento de desilusión (tener fiestas, para esto… mejor estaba trabajando más tranquilo…).
Para que el compartir se pueda dar, es importante dar espacios para escuchar activamente a tu familia, que se sientan importantes como los miembros reconocidos que son. Quizás descubrirás inquietudes, dudas, curiosidades e intereses de los tuyos que el ritmo de la rutina enmascaran en el día a día.
Otro gran entrenamiento es sin duda, el de dar ejemplo y ser coherente con la comunicación que quieres en tu casa. Es muy difícil mantener la coherencia todo el tiempo,acepta que en algún momento puedes fallar (especialmente si nunca te ha gustado mucho la Navidad), acéptalo y sigue modelando las Navidades que deseas para tu familia desde los hechos.
La tarea en familia: vivir la Navidad, a nuestra manera!
Esas obligaciones o tradiciones que vienen en esta época del año, no son más que una sugerencia, buscad vuestros propios rituales navideños (más o menos religiosos según la familia) siempre que sea algo que se haga conjuntamente para compartir tiempo de calidad, como ver pelis favoritas,envolver regalos para otros familiares o amigos, decorar la casa, preparar juntos alguna excursión navideña, etc. Sin exagerar y siendo honesto con nosotros mismos, conseguiremos una formulación creativa y única para cada familia.
Los familiares tóxicos:
Durante las Navidades, habrá momentos en los que nos reuniremos con otros familiares y puede darse el caso que nos encontremos con aquellos “personajes”que tan bien saben cómo hacernos sentir incómodos.
¿Qué hacer cuando tu equilibrio se ve amenazado por aquel familiar que…
– Aprovecha cualquier ocasión para importunar e incomodarte?
Si te sientes agredido por los comentarios de algún familiar que tiene un estilo tóxico de comunicación, no pierdas la calma, respira y practica la Comunicación No Violenta: Suegra,cuando me haces comentarios como el que acabas de hacer delante de toda la familia (Situación), me haces sentirme incómodo y avergonzado en familia (emoción), necesito saber que en familia podemos cuidarnos y estar tranquilos, seguros (necesidad), por ello te pido por favor que reconsideres cómo te comunicas conmigo o que me digas claramente lo que necesitas de mi sin tratarme de esta manera (plan de acción).
– O con aquel que no para de explicar chistes malos?
Esta es una muy buena oportunidad para practicar la asertividad. No tienes porque estar toda la noche escuchando chistes que no te hacen ninguna gracia. Recuerda que eres tu propio cuidador y que tú también mereces tener una buena velada de Navidad en familia. “Disculpa tío, pero si no te importa preferiría ahora poder cambiarme de sitio para poder conversar con mi otra tía. Ya he escuchado suficientes chistes y ahora me apetece pasar más tiempo con otros familiares. Discúlpame”. (Si insiste) “Lo siento tío, pero no me apetece seguir escuchando tus chistes, ahora me cambiaré de sitio. Gracias” (tono serio de quien utiliza su incomodidad para proyectar la seguridad de su mensaje).
– O con aquel que no para de quejarse de cómo de mal le va todo?
A este tipo de personas que se quejan, si les das la razón o les alimentas preguntándoles más sobre sus problemas, se retroalimentan. Parece que todo falla menos ellos y lo cierto es que no proponen ninguna solución porque necesitan los problemas para no dejar de ser ellos mismos. Ante conversaciones tan negativas, explicadles algo positivo, positividad máxima, “Vaya. Pues esta mañana al despertarme me he despertado agradecido y feliz de todas las pequeñas cosas que tengo en mi vida y que me hacen feliz, como una buena siesta reparadora, tumbarme bajo el sol,una conversación divertida, el sabor del café…” les descolocaréis.
Como vemos, si identificamos cuáles son aquellas situaciones o personas que te ponen especialmente nervioso, podemos prepara nuestra actitud o estrategia que nos ayude a sobrellevarlo. Un sueño reparador y algo de ejercicio también nos ayudará a canalizar este estrés navideño.
Las Navidades pueden ser también una gran oportunidad de crecimiento en familia. Acepta el reto y ten la Navidades que quieres y familia merece.
Feliz Navidad y humano Año Nuevo.