Recuerdo como me sentía cuando, de pequeño, me quedaba un tiempo bastante largo (más de una semana, por ejemplo) en casa por enfermedad. Cuando el doctor me daba el alta, por un lado, estaba ansioso y feliz de la vuelta al cole, pero por el otro tenía algo de miedo sabiendo que a mi vuelta me encontraría una realidad cambiada, diferente.
Las clases habían seguido y ahora serían sobre temas que me perdí en la convalecencia, así que tendría que trabajar mucho más para llegar al punto donde mis compañeros de clase. Y sobre todo sabía que en mi ausencia los equilibrios (entre alumnos y con los profesores) en la clase podrían haber cambiado y yo me daría cuenta de todo eso al volver.
De alguna forma esta dinámica se parece a lo que puede pasar en la edad adulta cuando un trabajador se queda “fuera de la empresa” por un tiempo bastante largo. La gestión de las ausencias por problemas de salud constituye un gran desafío para las empresas.
Una experiencia real sobre la vuelta al trabajo
Hace poco escuché la experiencia en una empresa de tamaño medio-grande de Barcelona en la cual la recepcionista (que a partir de ahora llamaré María) tuvo que quedarse varias semanas en casa para recuperarse de un accidente. La empresa decidió no acudir a una ETT (empresa de trabajo temporal) para ahorrar dinero y prefirió repartir el trabajo de María entre tres trabajadoras del departamento de administración.
Al principio no fue tan mal, lo vieron como un pequeño cambio sus funciones que alteraba en poco su rutina diaria. Pero al cabo de solo unos días, las tres administrativas (dos de las cuales eran madres de dos hijos) se dieron cuenta que las horas que invertían cada día para suplir la ausencia de la compañera les obligaba a quedarse más tiempo para acabar su propio trabajo. Y eso no les gustaba.
Después de tres semanas, el médico que realizaba el seguimiento de María, viendo que la recuperación iba más lenta de lo previsto, la informó que tendría que quedarse tres semanas más respecto a las cuatro que habían programado al principio. Para María fue agobiante, porque estaba harta de pasarse todo el tiempo en casa y tenía ganas de volver a su vida de siempre, se sentía como ese niño que desea la vuelta al cole.
La gestión de las ausencias por problemas de salud
María durante su ausencia permanecía en contacto con sus compañeras. A través de los mensajes que había «leído» por whatsapp se daba cuenta del descontento sus compañeras y estaba empezando a producirle cierta ansiedad. Notaba que no le respondían con la misma rapidez de siempre y no le enviaban los emoticonos alegres como hacían antes. Alguna vez contestaban secas con un sí o un no.
Ante esta situación, María empezó a sentirse culpable por no haber regresado al trabajo en los tiempos que el doctor había considerado en la primera valoración, el no sanarse en los plazos marcados empezaba a ser un problema mayor al esperado.
A la noticia que las 4 semanas se transformarían en 7, las tres compañeras plantearon su queja al director de RH sin obtener ninguna solución por su parte. Les dijo que tres semanas más no eran nada y que aguantaran. A ojos del director de RH no buscar una solución al problema era en si la única solución que se le ocurría.
Cuando al fin María se reincorporó a su puesto de trabajo, encontró tres compañeras quemadas, frustradas y resentidas. Habían asumido una sobrecarga puntual de trabajo por la baja de una compañera y, además, cuando esta baja se prolongó en el tiempo, no se sintieron valoradas ni escuchadas por el Departamento de Recursos Humanos. Por todo lo que había supuesto para ellas quizás esperaban que al menos María les diera las gracias por haberla cubierto en su ausencia.
¿Tomamos medidas para favorecer el retorno?
Por desgracia, el caso de María refleja una realidad muy común en las empresas de nuestro país. Se podría decir que este es uno de los muchos casos en los cuales las empresas abandonan a sus trabajadores en situaciones que se podrían gestionar mucho mejor, desde una postura activa y humana, teniendo en cuenta las emociones de todas las personas involucradas.
El acompañamiento emocional en paralelo de las personas que se reincorporan al trabajo después de ausencias por problemas de salud y de los equipos que se ven temporalmente reducidos de manera orgánica permiten transformar un aparente problema en una exitosa oportunidad de crecimiento personal y como grupo.
Cuando hablamos de estas ausencias por problemas de salud, aunque sean de carácter temporal, hemos visto que puede suponer un coste mucho más importante que el que habíamos contemplado en un primer momento. No solo sufre la organización, sino que también lo hace el propio individuo, sus compañeros/as y sus entornos familiares.
Como empresa debes saber que los beneficios de jugar un papel activo en los trabajadores que sufren bajas prolongadas son muchos. Desde Humanas Salud Organizacional te proponemos nuestro programa “Return to Work” para minimizar el impacto de las bajas tanto para los trabajadores como para tu organización.
Alberto Simoncini – Gestión Emocional en procesos de Cambio Profundo, Duelo, Fase Final de la Vida
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