Por qué no cuesta tanto cambiar

La vida es maravillosa

Y cambiar cuesta mucho, lo sabemos. Pero ¿qué tiene que ver el hecho que la vida sea maravillosa con el hecho que nos cueste tanto cambiar?

No estoy seguro de que esté artículo sea para ti. Si perteneces al grupo de personas de mentalidad abierta que aceptan poner en discusión sus creencias, entonces continúa leyendo y averiguarás si este post puede tener mucha o ninguna utilidad para ti.

En mis años de práctica acompañando personas en procesos de cambio profundo (duelo, fase final, traumas, enfermedades invalidantes y retos vitales) he podido escuchar cientos de historias y comprobar que las personas tenemos en común una inmensa sabiduría y una inmensa ignorancia a la misma vez. Todos.

“Todos somos muy ignorantes, lo que ocurre es que no todos ignoramos las mismas cosas” Albert Einstein 

La inmensa sabiduría

Cuando nacemos somos perfectos. Todos los niños son expresión de amor puro.

Entre el día cero y los 7/8 años se va formando en cada uno de nosotros algo que luego definimos “persona”. Este algo es una inmensa construcción que se erige sobre miles de millones de etiquetas, definiciones, juicios. La tecnología que está a la base de este proceso se llama Ego. Siempre hablamos del Ego cuando alguien lo tiene hinchado, en modalidad de defensa. En realidad, el Ego existe y funciona también en las personas más iluminadas y consientes. También el Dalai Lama tiene Ego. Lo que pasa es que su Ego funciona perfectamente en lo que se refiere a definir campos de realidad y no se activa para defenderse.

Cuando la conciencia está tan elevada la mayoría de nuestra experiencia está basada en emociones positivas y compasivas. Varias veces durante el día somos capaces de sentir que nuestra vida tiene un sentido, que va más allá de nuestras obligaciones cotidianas. Sabemos dar valor a una sonrisa, al perdón, cuando damos la mano a alguien le miramos a los ojos, cuando damos un abrazo lo damos sabiendo que nuestros corazones estarán más cerca. Cuando vemos violencia sabemos que detrás hay mucho dolor no escuchado.

¿En dónde reside entonces la sabiduría? En invertir nuestro foco de atención y nuestra voluntad en amar, dar, compartir.

La inmensa Ignorancia

El Ego es un sistema de definición de la realidad (de lo que percibimos cómo realidad). Para ser eficiente tiene que tener toda la información a mano y de forma rápida. Imagina un almacén de Amazon, pero un millón de veces más grande. Todo tiene que estar en su sitio. Cualquier cambio (duelo) implica un esfuerzo colosal para volver a colocar todas las piezas del puzzle.

Lo puedes imaginar cómo un sistema que odia los cambios. Si no hay cambio alguno se guarda energía y tiempo (que también es creado por el Ego). No resulta fácil limitar nuestra exposición a los cambios y en cada momento de nuestra vida podemos encontrar muchos de ellos. Perder un boli de 70 céntimos, por ejemplo, es un pequeño duelo. El ajuste que el sistema tiene que hacer para re-definir la nueva realidad es efectivamente mínimo. El duelo por perder a un nuevo iPhone de 1000 euros puede que sea mayor. El duelo por dejar o ser dejado por tu pareja con la cual estuviste los últimos 5 años puede que sea mucho más grande. Perder a un hijo derrumba la realidad por completo.

¿En qué consiste entonces la ignorancia? La ignorancia es aquel trozo de tiempo en el cual nuestro Ego trabaja para redefinir la realidad después de un duelo/cambio. ¡Suerte que el Ego existe ya que nos ayuda a reconstruir nuestro nuevo mundo!

Cuando hay cambios lo más fácil es sentirse víctima de una injusticia (en realidad es un automatismo -que se puede desactivar con la práctica), quejarse, gritar al mundo que no merecíamos lo que hemos vivido.

Si somos capaces de reconocer nuestra sabiduría y de aceptar nuestra ignorancia, será más fácil entender que el espacio donde podemos esforzarnos es el espacio del amor, de la comprensión, de la aceptación. La Vida sucede a través de nosotros. No es ni bonita ni mala. Estos son juicios que emitimos nosotros sobre la base de nuestras expectativas. La Vida es maravillosa por el solo hecho que por alguna razón estamos aquí y podemos ser parte por unos instantes de este increíble milagro cósmico.

Alberto Simoncini – Gestión de las Emociones

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