Coincidí con Carlota Corzo en varios ‘encontros’ y eventos de AEGA-CAT hace ya tiempo. Sin embargo, he tenido ocasión de hablar con ella personalmente más recientemente, cuando ambas hemos participado con nuestras respectivas empresas en el programa para la internacionalización Galicia Avanza, que promueven Xunta de Galicia y Tecnópole. Y ahí fue donde compartimos inquietudes y retos sobre la gestión de las micro pymes.

Carlota asegura que no era su idea emprender, aunque ella viene de familia de emprendedores, por lo que de algún modo tampoco se siente extraña en este mundo. Cuenta con el apoyo y experiencia de su familia y eso le es de gran ayuda para seguir motivada y no perder el foco a pesar de los desafíos a los que se enfrenta muy a menudo. Hace cuatro años, junto a otros socios, montó Lázzaro, una start-up que tiene como objetivo digitalizar y dar transparencia al sector social y las pequeñas empresas a través de la tecnología BlockChain. En este tiempo ha obtenido numerosos reconocimientos, entrando en la lista Forbes con menos de 30 años.

En esta entrevista ofrecemos otra visión de las empresas saludables, pues estamos en un sector muy particular, el tecnológico, y ante una start-up, nada que ver con los ejemplos de grandes empresas. Por eso considero que esta visión puede ser muy enriquecedora y valiosa para otro tejido empresarial que muchas veces no le damos la visibilidad que merece, y aquí Carlota lo expone claramente.

¿Qué es para ti una empresa saludable?

Desde mi perspectiva, una empresa saludable es una empresa sostenible económicamente, pero no sólo eso. Cuando diriges una pequeña empresa, la sostenibilidad de esta se hace imprescindible para la viabilidad de la misma. Ahora bien, para esto necesitamos cohesión dentro del equipo, y sobre todo flexibilidad y creatividad de la empresa en todos los ámbitos para poder adaptarse al futuro.

¿Son las empresas saludables más humanas?

En grandes empresas, se puede contar con estandarización a través de departamentos concretos que se encarguen de facilitar eso a los empleados que tengan en cuenta métricas, pero en las micropymes, si quieres saber qué motiva a la gente, es necesario tener esa cercanía y comunicación para que todo funcione como base de la empresa.

¿Por qué es importante para las organizaciones pensar en este tipo de modelos ahora?

Por un lado, en las empresas más grandes ya hay datos del impacto que puede tener el comunicar un propósito tanto en la cuenta de resultados como en la retención de talento de alto nivel. Ahora bien, sabiendo que puede reportar beneficios en los niveles más altos, me replanteo si este propósito se considera un fin en sí mismo o si simplemente se utiliza como medio para conseguir los resultados. Sin embargo, hablando desde nuestra perspectiva de pequeña empresa con vocación social, y que funciona de manera totalmente en remoto, o tienes una empresa humana con gente en la que confías o no funciona.

¿Qué beneficios crees que aporta el modelo de empresa saludable?

Las empresas están compuestas por personas, y estas deben estar motivadas con lo que hacen en la propia empresa, el sueldo sin más -a niveles altos- no es un motivo de retención. Si a mayores trabajamos en proyectos que nos gustan con un propósito común, aun sabiendo que por el camino habrá que dar curvas, como empresa, consigues la tranquilidad de la confianza y el apoyo de los trabajadores.

Las empresas deben buscar un equilibrio entre el desarrollo del negocio y el crecimiento de las personas. ¿Cuál crees que es el principal freno de las empresas en este sentido?

Sí, pero con matices. En las fases iniciales del negocio debes buscar las dos cosas para ser sostenibles, más adelante, nosotros buscamos fomentar que la gente siga creciendo y desarrollándose, porque es beneficioso para ellas, y también para nosotras.

¿En qué punto se encuentran las empresas en la actualidad?

Hay de todo, pero pienso que las personas que estamos en el mundo tecnológico vivimos en una burbuja, y no creo que podamos compararnos con el resto. Otro tipo de micro pyme o pyme similar a la nuestra pero en otro sector vive una realidad completamente distinta a la nuestra. También es cierto que, aunque estas pequeñas empresas no tengan estos procesos, y no se les atribuyan palabras como “innovadoras” o “creativas”, llevan siéndolo desde siempre, aunque ahora se le haya dado otro nombre. Igual que la palabra “emprendimiento” que ahora parece que tiene otro matiz, también son emprendimientos los modelos de negocios más tradicionales y, de hecho, son la mayoría de lo que compone el tejido empresarial en España.

¿Hasta qué punto es saludable tu empresa?

Yo intento hacer lo máximo posible para que así sea, aunque siempre se puede mejorar. Hemos ido creciendo de manera orgánica y me siento orgullosa de ello. Hemos tenido la comunicación y flexibilidad dentro del equipo de trabajo como elementos clave para conseguirlo. En el futuro pretendemos estandarizar un poco más los procesos para no estresarnos con los picos de trabajo.

¿Confías que la transformación de la empresa hacia una cultura saludable es posible?

Sí, siempre que se quiera. El reto está en mirar a medio largo plazo, si nos quedamos con ser saludable para el beneficio en el corto plazo entonces no lo veo. La cuestión es que necesitas parar y analizar. Y esto hoy en día pocas empresas pueden permitírselo. Esa transformación necesita de este proceso y ver cómo lo hacen para perdurar en el tiempo.

Danos algún consejo para los indecisos en este tema.

Asesorarse, el reto es no ir a soluciones estándar. Lo esencial es intentar hacer algo a medida de tu empresa para que funcione, no lo que todos hacen por moda o tendencia, pues igual eso no funciona en tu empresa.

¿Qué valoras de tu empresa?

Lo que más valoro es la comprensión de la gente, que saben que apostamos por algo distinto y por el camino hay que ir probando cosas nuevas. Al final para mí ese es un gran apoyo.