El poder del movimiento: más productividad laboral con ejercicio físico

En la era moderna, donde la tecnología nos mantiene conectados a escritorios y pantallas durante largas horas y tenemos trabajos con jornadas de trabajo extenuantes, impera un sedentarismo “involuntario”. Así queda reflejado en las estadísticas de la Organización Mundial de la Salud, que  muestran que uno de cada cuatro adultos no realizan suficiente actividad física, lo que se estima que, a nivel mundial, cuesta 54.000 millones de dólares en atención sanitaria directa y otros 14.000 millones por la pérdida de productividad.

Dicho lo anterior, la importancia del movimiento y el ejercicio para el rendimiento laboral ha emergido como un tema de vital relevancia. La relación entre una vida activa y el rendimiento en el entorno laboral no es simplemente anecdótica; está respaldada por una sólida base científica que demuestra que el movimiento es esencial para mantener un estado óptimo tanto físico como mental.

¿Cuáles son los beneficios de realizar actividad física?

Mejora general de nuestra salud

El ejercicio regular tiene un impacto positivo en la salud cardiovascular, el control del peso y la resistencia muscular. Estos aspectos son fundamentales para mantener la energía y la vitalidad necesarias para el rendimiento laboral. Además, el ejercicio libera endorfinas, neurotransmisores asociados con el bienestar, lo que contribuye a reducir el estrés y mejorar el estado de ánimo.

Mejora de la cognición y la productividad

Investigaciones científicas han revelado que el ejercicio no solo beneficia el cuerpo, sino también la mente. La actividad física estimula la liberación de factores de crecimiento en el cerebro, como el factor neurotrófico (BDNF), que promueve la formación de nuevas conexiones neuronales y mejora la función cognitiva. Esto se traduce directamente en una mayor capacidad de concentración, toma de decisiones más ágil y un rendimiento laboral más eficiente.

Reducción del estrés y la fatiga

El ejercicio también desempeña un papel crucial en la regulación del estrés a nivel cerebral. La actividad física regular ayuda a reducir los niveles de la hormona cortisol, asociada con el estrés crónico. Además, la liberación de endorfinas durante el ejercicio actúa como un poderoso antídoto contra la ansiedad y la fatiga, contribuyendo así a un estado mental más equilibrado y menos propenso a la fatiga.

Neuroplasticidad y rendimiento cognitivo

La neuroplasticidad, la capacidad del cerebro para adaptarse y cambiar a lo largo del tiempo, se ve potenciada por la actividad física. El ejercicio promueve el crecimiento de nuevas células cerebrales (neurogénesis) y refuerza las conexiones neuronales existentes. Este fenómeno mejora la plasticidad cerebral, lo que significa que el cerebro se vuelve más hábil para aprender, recordar y adaptarse a nuevas situaciones, aspectos cruciales para el rendimiento laboral óptimo.

Implantar el ejercicio físico en la empresa

El poder del movimiento puede enfocarse entonces en aspectos fundamentales para incrementar la productividad: si la empresa promueve el ejercicio, logrará mantener la energía y vitalidad de los trabajadores, una mayor capacidad de concentración,  toma de decisiones más ágil, colaboradores con menos  ansiedad y fatiga, así como una plantilla más preparada para aprender, recordar y adaptarse a nuevas situaciones.

Empresas visionarias están reconociendo cada vez más la importancia del bienestar de sus empleados. Fomentar la actividad física en el entorno laboral no solo contribuye a la salud individual, sino que también crea una cultura empresarial positiva. Programas de ejercicio en el lugar de trabajo, áreas de descanso activas y políticas que promueven la conciliación entre trabajo y vida personal son inversiones estratégicas que repercuten directamente en la productividad y la satisfacción del empleado.

Finalmente, volvemos a recordar, promover una cultura empresarial saludable va más allá de mejorar la salud física, pues también tiene un impacto profundo en la moral, el rendimiento laboral y la sostenibilidad a largo plazo de la organización.

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Catalina Rivera– Delegada internacional en Humanas

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