Hoy quiero hablaros del tiempo de equilibrio. Con tiempo de equilibrio me refiero a ese tiempo que cada uno de nosotros necesita para balancearse y encontrar el equilibrio en su día a día. Ese tiempo de calidad en el que te conectas y enriqueces tus experiencias, ese tiempo que muchas veces no nos permitimos porque el resto de cosas es más importante que nosotros mismos…ese tiempo que de no crearlo te acaba pasando factura, y convierte tu existencia en la rueda de hámster de la que es imposible salir, agotado y corriendo todo el día transcurre tu vida y lo más paradójico, que la sensación de no avanzar es real.
Yo soy una persona como todos vosotros, con mis luces y mis sombras. La teoría la tengo muy clara y la práctica algunas veces me cuesta materializarla. Posiblemente mi ventaja cuando no voy por el buen camino es que escucho a mi cuerpo, que va dando esas señales de que ese no es el camino, así que hace algunos meses me tomé en serio el tema del cansancio.
Al principio iba achacándolo al trabajo, gestionar una empresa requiere motivación y mucha dedicación. Siempre tengo ideas que poner en práctica, y al final las horas no me dan para todo, o más bien priorizo mi trabajo por encima de otras facetas de mi vida. Al final las alertas del cansancio terminan saltando.
No creáis que no me cuido, soy una persona muy metódica, mi ritmo circadiano es excelente, y todos mis compañeros saben que cuando tengo hambre hay que parar a comer. Por más que estemos a punto de terminar un proyecto…mi cerebro sin azúcar no funciona, y las veces que he continuado por no hacerles el feo, las consecuencias se han hecho notar, los trabajos a partir de ese minuto es muy fácil que sumen errores, mi humor cambia e incluso he llegado a no poder ver con nitidez e incluso marearme. Así que el tema de la alimentación para mí es vital, no como mucho, pero sí 4 veces al día y naturalmente sano y equilibrado.
Otro tema que cuido es el sueño. Necesito dormir bien, y no sólo eso, sino que dos horas antes de irme a la cama procuro ir bajando el ritmo. Después, al meterme en cama, repaso mi día, y siempre encuentro algo bueno, incluso si ha sido un día horrible saco un aspecto positivo de aprendizaje. Necesito dormirme con un pensamiento positivo. De no encontrarlo me lo invento, a fin de cuentas, nuestro cerebro no distingue lo real de lo imaginario. Así que elijo que antes de quedarme con algo que interpreto como negativo, y que de seguro me hará dormir mal, me paso a mis fantasías positivas. Os lo recomiendo, puede ser muy divertido!
Me quedan dos aspectos claves a cuidar. Lo sé…estáis esperando a ver cómo lo hago.
Pues el primero, las relaciones. Hace tiempo que aprendí que evitar relaciones tóxicas mejora mucho la salud, y de esta forma soy una persona que prefiere la calidad a la cantidad. En este sentido estoy orgullosa de rodearme de personas muy valiosas para mí, que enriquecen mis días, nutren mi alma y dan sentido a mi vida.
El otro aspecto, el físico, es el aspecto al que quería llegar. El cansancio, a pesar de tener una parte mental, notaba que la física no me estaba acompañando. No pretendo tener la misma fuerza pasados los 40 que a los 20. Aunque esto me hace recordar el anuncio de neumáticos en el que el famoso Carl Lewis se proponía correr con tacones una carrera, y cuyo eslogan publicitario era “La potencia sin control no sirve de nada». Soy más eficiente ahora que antes, la experiencia gana a la fuerza. Saber hacia dónde enfocar la fuerza, el control, te permite avanzar más y mejor. ¡Vaya! ¡que no cambio mi edad por los 20 ni harta de vino! Ahora bien, soy consciente de que necesito recuperar algo de fuerza.
Así que un día me lanzo. En mi cabeza rondaba hace mucho tiempo contratar a un entrenador personal, pero el coste económico me limitaba un poco… hasta que decidí invertir literalmente en salud, ¡basta ya de excusas! Mi salud pasaba a ocupar un espacio privilegiado en mi agenda. La reunión con Nico se añadía a mi lista de tareas, dentro de mi jornada laboral, y como forma de mejorar mi energía y rendimiento diario.
Conocí a Nico a través de Elena, ella había entrenado con él y me recomendó su centro AquaBodyStudio. Recuerdo que el primer día me preguntó mi objetivo, y así le dije, aumentar mi nivel de energía y sentirme más fuerte. No se trataba de una cuestión estética, era un tema de salud, de sentirme bien.
Así que comenzamos por el diagnóstico de la situación, cómo está mi base física a partir de la cual entrenar, y a dónde queremos llegar. Él marcaba unos parámetros, masa muscular, grasa, peso, consumo energético…y yo tengo otros, buscar la hora del día que encaja mejor para hacer ejercicio, donde me sentía mejor, sabía que por la noche no era, lo que os he contado antes de que necesito bajar el ritmo para irme a la cama. Así que testeamos la tarde y la mañana, y sí, primera hora de la mañana es el mejor momento para mí. Después cuántos días a la semana podía asumir, cuando comienzas algo siempre lo empiezas con intensidad. Menos mal que me dejé guiar e hice caso a su recomendación de 3 días por semana. El reposo también forma parte del entrenamiento.
Al principio se trata de ver qué soy capaz de hacer y hasta dónde puedo llegar. Mi sorpresa fue descubrir que lo hacía todo muy rápido, con lo cual me cansaba antes…Nico me decía, ¿lo haces todo así? Y sí, creo que llevo el modo turbo encendido todo el día, por lo que el desgaste es mayor. Así que aunque no os lo creáis comencé a aprender a saltar más despacio sin cansarme.
Al principio pensaba que era al revés, que si iba despacio me cansaría más…también aprendí a respirar, bueno, que hasta hoy nunca he dejado de respirar, y espero seguir haciéndolo, pero respirar bien es otra cosa, e influye en el rendimiento. Otro ejercicio es aprender a obedecer, no os riáis, pero soy bastante cabezota. Sólo necesito que me digan haz esto para que vaya por el camino contrario. Ahora bien, cuando me van explicando porqué debo hacer una cosa y cuál es el objetivo entonces todo cambia.
Poco a poco comienzo a ver la mejoría, no sólo a nivel energía. Tengo la sensación de que aprovecho más mis días. Me siento feliz cuando salgo de entrenar. Es como si uno de mis objetivos del día ya lo he cumplido. Duermo mejor, sí, tengo más hambre, así que disfruto más de mi segundo desayuno al salir de entrenar. He aprendido a tener otro ritmo, y utilizo mi respiración para realizar mis tareas.
Estoy contenta con el resultado. He logrado lo que quería. Vuelvo a constatar que con fuerza de voluntad y constancia puedes lograr todo lo que te propongas. Al mismo tiempo, Nico va constatando con sus indicadores mi progreso todos los meses. Hemos logrado bajar grasa, aumentar músculo, aumento un poco el peso, consumo más energía… Es fantástico ver cómo el cuerpo agradece el mimo, cómo responde al entrenamiento, y cómo el entrenamiento reconduce el equilibrio natural del cuerpo.
Os recomiendo a todos los que os notéis cansados que introduzcáis el ejercicio físico en vuestro día. Aunque sea poco tiempo el que le dediquéis, si sois constantes, el resultado será más que satisfactorio, ¡ADELANTE! Vuestra salud y vuestro entorno os lo agradecerá.
Mónica Seara. CEO Humanas Salud Organizacional