Según un informe de la OIT (Organización Internacional del Trabajo), la siniestralidad laboral en el 2020 dejó 2,7 millones de muertos, a los que hay que sumar los 7.000 profesionales sanitarios que fallecieron por la pandemia.
La siniestralidad laboral mundial superó en 2020 a todas las muertes por Covid19.
Ante esta información me pregunto: ¿por qué la siniestralidad laboral no es considerada una pandemia mundial? ¿Qué diferencia unas muertes de otras? ¿Tu trabajo es un factor de riesgo para tu salud? ¿Quién quiere trabajar en algo en lo que ponga en riesgo su vida? ¿Valoramos poco nuestra vida y mucho tener un trabajo?
Algo está sucediendo en este siglo XXI cuando, con toda la tecnología que tenemos y medidas de seguridad inventadas, la gente sigue muriendo en el trabajo. Es por ello que creo que no estamos gestionando correctamente el estrés y los factores psicosociales relacionados con el trabajo.
¿Cómo es la siniestralidad laboral en España?
Llevamos un año totalmente atípico. Desde que estalló la pandemia por covid-19 la actividad laboral se ha visto en un primer momento interrumpida y después muy reducida. Esta pandemia ha destruido 622.600 puestos de trabajo y tenemos a más de 700.000 personas afectadas por ERTEs.
A pesar del parón de la actividad y de la reducción de movilidad debido a la pandemia de covid-19, los accidentes laborales causaron 708 muertes en 2020, 13 más que en 2019 (un aumento del 1,9 %). El año pasado se produjeron más de un millón de accidentes en el trabajo y 47 trabajadores ya han perdido la vida en siniestros laborales en los dos primeros meses de 2021.
Estos datos me preocupan, pues casi 26 años después de la Ley 31/1995, de 8 de noviembre, de prevención de Riesgos Laborales, nuestra cultura preventiva ha dado un vuelco después de la anterior crisis económica y la reforma laboral del 2012 a peor. Este gráfico lo demuestra.
Desde el 2013 los accidentes mortales en el trabajo han aumentado un 1,27%. Si bien es cierto que después de la crisis económica se ha ido creando empleo, este no ha sido de calidad, y las condiciones laborales se han ido empobreciendo, lo que ha originado un gran aumento del riesgo psicosocial y estrés en los trabajadores que acaba provocando muertes.
¿Por qué digo esto? Pues bien, si miramos las causas más comunes de las 708 muertes (595 dentro de la jornada de trabajo) del año pasado tenemos:
- infartos, derrames u otras causas naturales (228 personas)
- accidente de tráfico (113 personas)
- quedar atrapado, ser aplastado o sufrir una amputación (95 personas)
- golpes o caídas (82 personas)
- covid19 (21 personas)
Las EVC (Enfermedades Cardio Vasculares), infartos y derrames cerebrales son consecuencia de hábitos poco saludables (consumo de tabaco, hipertensión arterial, sobrepeso y obesidad, niveles elevados de colesterol y sedentarismo) y del aumento del estrés.
¿Cómo afecta el estrés a los accidentes laborales?
El estrés nos puede afectar de muchas formas, estas son algunas de las patologías que produce el estrés:
- Físicas: trastornos cardiovasculares, digestivos, endocrinos, TME, hipertensión, fatiga crónica, urticarias, insomnio.
- Psicológicas: trastornos del estado de ánimo y adaptativos, depresión, irritabilidad, ansiedad, falta de motivación.
- Conductuales: actos inseguros, adicciones o toxicomanías
Por otro lado, los accidentes de tráfico también los podemos relacionar con el estrés. ¿Cómo es esto? Pues el estrés hace que cometamos actos inseguros, como conducir cansados, con falta de atención, nerviosos o intranquilos, y muy probablemente más rápido de lo aconsejado para llegar “a tiempo”.
Además, también debemos mencionar que muchas veces se conduce después de consumir sustancias para reducir nuestra depresión, ansiedad, o para dormir mejor. De hecho, el consumo de psicofármacos ha aumentado un 20% desde que comenzó la pandemia, y un tercio de las personas que ya consumían han aumentado la dosis o han optado por un medicamento más fuerte. Volvemos a aumentar los actos inseguros.
Excepto la covid-19, las causas que provocan la muerte en el trabajo son enfermedades no transmisibles, y situaciones que se podían prevenir si apostásemos por una cultura saludable en las organizaciones. Cultura saludable real, no cosmética, pues me canso de decir que poner fruta en la oficina no es tener una empresa saludable, ayuda, no digo que no, pero hay que ir al origen de lo que nos hace perder la salud en el trabajo.
Cuando nos adentramos en el fondo de la cuestión comprobamos que la prevención de riesgos laborales nos ha ayudado a avanzar mucho en algunos ámbitos, como la ergonomía, el ambiente y los equipos de trabajo, pero hemos descuidado los factores psicosociales, que acaban afectando a nuestra salud y bienestar.
De hecho, la OIT nos avisa de que la pérdida temporal o definitiva del empleo y la exposición laboral a los contagios han tenido un «enorme impacto psicológico», provocando «serios daños mentales por haber perdido el empleo o por miedo a perderlo, o por temor a contagiarse en el puesto de trabajo o en los trayectos para ir y venir del trabajo».
El mundo del trabajo y con él toda la sociedad ha quedado psicológicamente lesionada, y como hasta ahora hemos sido reticentes en nuestras empresas a evaluar los riesgos psicosociales, recientemente la Inspección de Trabajo ha dicho que sancionará a aquellas empresas que descuiden los riesgos psicosociales y no vigilen la posibilidad de que la plantilla esté expuesta a sufrir estrés, ansiedad o malestar psíquico en su entorno de trabajo.
De este modo, la Inspección de Trabajo confirma que los riesgos asociados con la salud mental son también riesgos laborales y que deben ser evaluados para detectar problemas. Este es todo un avance para hacer frente a los accidentes y enfermedades provocadas por el trabajo.
Los factores psicosociales que más problemas están ocasionando en las empresas están relacionados con la seguridad contractual, las dificultades para conciliar, el excesivo tiempo de trabajo (ligado también a la falta de desconexión digital) y la siempre constante elevada carga de trabajo (siempre que se recuden plantillas aumenta la carga de trabajo).
Solución: empresa saludable
Todos estos problemas se podrían resolver con una cultura de empresa saludable y adecuada organización del trabajo. Pero imbuidos en el cortoplacismo, donde solo se busca obtener beneficios a cualquier precio, ponemos en peligro nuestra salud, y obviamos el valor que tiene la misma para nuestra vida, y para la sostenibilidad de la empresa.
Es duro decir esto, pero parece que valoramos poco la vida y mucho la rentabilidad de una empresa, así que vamos a darle la vuelta, a ver si así lo entendemos mejor. Los accidentes de trabajo son caros, la prevención es rentable, en esta tabla se demuestra:
Aún así, para los más escépticos, podemos cuantificar ese coste. Para ellos nos remitimos al estudio que en materia de costes de accidentabilidad realizó el Observatorio de Empresa y Ocupación de la Generalitat de Catalunya en el año 2010 y que fue actualizado en 2012.
Es este estudio, se clasificaron los principales costes de siniestralidad en cuatro categorías:
- el coste del mantenimiento de la producción
- la pérdida de ingresos a largo plazo
- los costes médicos
- los costes de dolor y sufrimiento.
Los costes para el mantenimiento de la producción recaen en un 39,2% sobre la empresa, en un 11,5% sobre el trabajador y en un 49,3% sobre la sociedad, básicamente en forma de subsidio por incapacidad laboral. La pérdida de ingresos afecta directamente, el 100%, al trabajador en cuanto a pérdida de ingresos, y a la sociedad en un 92,3% por subsidios permanentes. Los costes médicos recaen totalmente sobre la sociedad y los de dolor y sufrimiento en el trabajador.
Los accidentes no son rentables para nadie, es necesario fomentar la cultura preventiva, debemos ser proactivos con nuestra salud, primero por nuestro propio bienestar, y después porque el coste de la falta de prevención de riesgos laborales se lleva un 4% del PIB global cada año según la OIT.
Es hora de cambiar esta tendencia. No es cuestión de elegir entre el trabajo y la vida, debemos invertir en salud, y si no sabes por dónde comenzar, si desconoces cómo realizar la evaluación de riesgos psicosociales, si no tienes tiempo para hacerlo… Contrata nuestros servicios. No pongas más excusas. ¡Es hora de poner soluciones!
Mónica Seara – CEO Humanas Salud Organizacional
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