Recientemente se ha publicado un estudio norteamericano que pone en evidencia cambios en las áreas cerebrales involucradas en el aprendizaje y la adicción, en pacientes que han seguido un programa nutricional que están promocionando. La muestra es de 8 pacientes, muy pequeña para sacar conclusiones como los propios investigadores indican, pero constata la eficacia a largo plazo de la intervención hacia unos cambios de hábitos saludables cuando se consiguen instaurar en el paciente. Es una evidencia científica de eso que vemos que ocurre en las personas cuando consiguen “el cambio” y lo mantienen a largo plazo.
Según mi opinión, para que esa intervención sea eficaz es necesario que sus efectos sean beneficiosos para la persona desde el primer día. Y para ello es requisito indispensable:
- Motivación, e ilusión al cambio. Porque de otro modo es fácil quedarse en el intento. La ilusión parte de uno mismo, desde el respeto y el agradecimiento por el esfuerzo de cambiar de hábitos.
- Soporte de Información y recursos que te ayuden a cambiar de hábitos. Adquirir conocimiento de nuevos alimentos, nuevos sabores, nuevas maneras de combinar los alimentos, etc.
- Bienestar emocional, y que el cambio te haga sentir mejor en lugar de peor como ocurre con frecuencia cuando se hace ‘un régimen’. Y no pasar hambre juega un papel fundamental en este intento. Comer alimentos saludables, en la cantidad y calidad que necesites te hace sentir muy pero que muy bien. E incorporar la actividad física y el deporte como forma de vida también. Ese esfuerzo te recompensa con creces porque te mejora la autoestima, y la seguridad en ti mismo se refuerza con la constancia de cada día y con cada logro conseguido.
Comparto también el concepto de los investigadores del Hospital para Niños de Boston de que los carbohidratos altamente procesados estimulan las regiones cerebrales relacionadas con la recompensa y los antojos, promoviendo el exceso de hambre. Si has aprendido a comer un exceso de grasas y azúcares desde pequeñito (patatas fritas, bolleria, dulces,helados, bebidas con azúcar) tu cuerpo está habituado a funcionar con este tipo de alimento, y es lo que te pide y por lo tanto lo que te apetece. Así pues, los otros alimentos, aunque sean sanos, no son nada apetecibles para estas personas. Al contrario, el cuerpo los rechaza. Igual que si te hacen probar comida de otra cultura y no te gusta nada!. Así se entiende que hayan tantos intentos y fracasos.
Entrena tu cerebro para preferir comida sana! el cambio es posible, y muy muy gratificante, eso os lo aseguro. Ten en cuenta nuestros pequeños consejos y lo conseguirás!
Bea Almenar. Médico y Nutricionista
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