Fernando Couñago (Redondela, 1952) es fundador de Tesol y una persona imprescindible en los últimos treinta años de historia de la metalurgia naval española. Desde la constitución de la primera sociedad del grupo Tesol, Couñago ha estudiado casi como una obsesión el desarrollo del mercado metalúrgico mundial y la aplicación de los sistemas de soldadura en todo el mundo. El convencimiento de que siempre se puede soldar a más velocidad y con mayor calidad le ha llevado a desarrollar personalmente autómatas de soldadura que hoy se emplean en la construcción de barcos, de aerogeneradores o en la propia automoción.

Es un personaje lleno de carácter y empuje contagioso para sus colaboradores, con una extraordinaria capacidad de trabajo. Es un firme defensor de la inversión continua en Innovación en su propia empresa, y está convencido de que sólo las aplicaciones tecnológicas más avanzadas pueden salvar la metalurgia europea frente a la competencia de terceros. “No se trata de que las máquinas sustituyan al hombre; se trata de que los hombres manejen máquinas mucho más rápidas y eficientes que las que tienen otros hombres en otras partes del mundo”, acostumbra a responder cuando los periodistas le entrevistan sobre sus autómatas. El presidente de Tesol Group pone siempre un ejemplo a seguir: la automoción, la industria a gran escala con el sistema productivo más automatizado, eficiente y sofisticado del mundo. “Y siguen haciendo falta personas para hacer los coches, pero ahora se hacen más rápido y mejores que nunca”, sentencia Couñago antes de volver a su ‘despacho’, el laboratorio en el que prueba sus prototipos.

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