¿Por qué me duele?

Muéstrame cómo te mueves y te diré que zona te molesta, así a primeras esta frase puede parecer ostentosa, pero todos los días trato a pacientes que acuden a mi consulta con algún tipo de molestia, y después de tratar muchos casos he adquirido cierta pericia que pongo en práctica cuando estoy en la calle o tomando un café y veo a una persona que hace algo mal, y me digo, éste acabará con dolor aquí o allí.

Sólo hay que observar cómo caminamos, nos levantamos, corremos, movemos una caja o alcanzamos éste o aquel objeto para darnos cuenta de que muchos de nuestros movimientos diarios no son todo lo fluidos, equilibrados y libres de tensión innecesaria como deberían ser; si de paso observamos cómo es nuestra postura cuando estamos sentamos, cómo nos colocamos cuando estamos de pie y cuando nos tumbamos (posiciones en las que pasamos más del 50% de nuestro tiempo…) entenderemos el porqué de nuestras tensiones, molestias musculares y articulares. En definitiva, habremos encontrado la respuesta al ¿por qué me duele?.

Y es que estamos diseñados para realizar movimientos fluidos, equilibrados y libres de tensión innecesaria pero,  en nuestra sociedad esta idea queda lejos de ser real debido a muchas situaciones que nos imponen posiciones y movimientos que a la larga desequilibran todas las partes de nuestro cuerpo.

Cuando alguien me comenta cómo su molestia en una zona del cuerpo cualquiera vuelve a aparecer una y otra vez, en una gran cantidad de ocasiones, esta persona no ha hecho “los deberes” y por deberes me refiero a cosas tan simples cómo:

  • Levantarse más y moverse más
  • Períodos más cortos sentados
  • Mover cada parte del cuerpo varias veces al día
  • Observar cómo te colocas cuando realizas las tareas que más repites al día

Esta sería la base para poco a poco poder volver a tener un cuerpo que se mueve libre y fluido y esto da como resultado menos molestias, más energía y menos lesiones futuras. Cómo veis son 4 sencillos pasos para mejorar nuestro aparato musculoesquelético, pero sin embargo nos cuesta incluso tomarnos unos minutos para realizar estas pequeñas pautas y estar mejor a lo largo del día, a veces parece que si después de una jornada no nos duelen las cervicales, o las lumbares es porque no hemos trabajado lo suficiente, y es todo lo contrario.

 Observar y ser curioso

Y debemos prestar atención a nuestros movimientos durante todas nuestras actividades, no sólo en el trabajo, coger las bolsas de la compra, levantar a un niño en brazos, pasar el aspirador en casa, o una mudanza son situaciones ideales para ver cómo nos movemos y si respetamos las señales de qué algo va mal en nuestro cuerpo.

Imaginaros que hacemos una mudanza. Es una situación en la que movemos, empujamos, nos levantamos, doblamos la espalda y las rodillas, movemos pesos y objetos qué habitualmente no usamos, etc. y si no tenemos un mínimo de consciencia de cómo nos colocamos y movemos cuando desplazamos estos objetos, el resultado suele ser terminar “roto”.

Mi evolución desde que hice mi primera mudanza hasta la actualidad (hace un par de días la mudanza de unos amigos…) me ha hecho pensar en cómo podemos movernos y mover cosas de manera más eficiente para no hacernos daño ni acabar agotados. Aquí algunas ideas:

  • Mantente erguido: Fíjate que en todos los movimientos la espalda esté lo más erguida posible, sin exagerar, pero siendo consciente de cómo trabajan tus lumbares.
  • Haz una cosa a la vez: mueve un objeto, no varios a la vez.
  • Las prisas no son buenas: correr para ganar 20 minutos, 30 o 1 hora suele terminar en lesiones.
  • Si molesta, para: si haces cualquier movimiento que molesta, para y observa… ¿lo puedes hacer de otro modo sin que genere tanta tensión o molestia?

Estas son ideas generales que se pueden aplicar a casi cualquier actividad o posición de nuestra vida diaria; párate y observa cómo te mueves y pregúntate si puedes hacerlo con menos tensión, más fluido.

La observación atenta da respuestas para mejorar nuestra manera de movernos y colocarnos…y  ésta es la base para la salud corporal. Y para rendir más sin tener esa sensación de acabar agotado ni lesionado.

Te invito a practicar y que observes tus movimientos en esta nueva jornada, ya verás cómo pequeños cambios pueden marcar una gran diferencia en tu salud. De corazón…

Marco A. Romero. Osteópata experto en Terapia Miofascial y Dolor Cráneofacial.

 

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