Hasta hace poco tiempo, la inercia del ser humano era simplificar la vida. Pero en los últimos años los científicos han detectado que se ha producido un proceso inverso al que veníamos viviendo mediante el cual nos la estamos complicando, al parecer, sin mucha necesidad.
Empezamos la vida pensando que somos maravillosos. Con 5 años somos capaces de bailar y cantar en público sin importarnos lo que puedan pensar los demás. Más tarde, como adultos y bajo un ideal irreal, dudamos de nosotros mismos, somos autocríticos con nuestros cuerpos o nuestra falta de disciplina. Como resultado, intentamos mejorar pero a la vez dudamos de nuestras habilidades porque realmente no creemos que podamos hacerlo. Este auto-disgusto genera peores relaciones, una carrera estancada, sentimientos de infelicidad con la vida y, a menudo, hábitos no saludables y adicciones.
“Si estás buscando la felicidad en fuentes externas, es fácil hacerse adicto a la comida, las compras, las fiestas o el exceso de trabajo”.
Sentirnos insatisfechos nos cambia el carácter. Sentimos amargura, perdemos las ganas de celebrar los éxitos y la queja se cronifica. Esto también crea una gran frustración en las relaciones personales, manifestándose a través de relaciones de baja calidad, aparece el cansancio de nuestro entorno por estar al lado de una persona que manifiesta continuamente (consciente o no) este descontento.
La satisfacción en el trabajo y su relación con la salud
También los aspectos laborales se ven afectados. Algunos cambian constantemente de trabajo o estudios buscando algo que les satisfaga, pero, lamentablemente, no lo suelen encontrar, y la consecuencia es un estado de insatisfacción laboral constante.
Según Jonathan Dirlam, de la Universidad de Ohio (EEUU), la satisfacción en el trabajo tiene impacto en la salud física, y es más significativo aún el efecto acumulativo que tiene sobre la salud mental y cómo la afecta a partir de los 40 años. Así, las personas que desde el comienzo de su vida laboral se mostraron infelices con su trabajo, con el paso los años tienen más problemas de depresión, miedos y sueño. No obstante, se observa que las personas cuya satisfacción en el trabajo ha ido mejorando en el transcurso de su carrera, no presentan problemas de salud asociados a una insatisfacción constante o a la disminución de su satisfacción.
Una de cada 4 personas en el mundo occidental se siente sola. Y según la OMS en la actualidad la depresión es la segunda causa que acorta la esperanza de vida en personas de entre 15 y 44 años. Y se calcula que para el año 2020, lo será en las personas de todas las edades y de ambos sexos. No son las únicas cifras poco prometedoras de nuestra sociedad, la tasa de divorcio se ha disparado en las últimas décadas, como la de suicidios entre adolescentes o la de crímenes violentos. Y es que se nos esfuma la vida y nos quedamos sin tiempo para lo esencial y lo que realmente nos hace sentir bien y felices. Y es que a veces, tener más no es sinónimo de mejor, ni tampoco de felicidad.
4 pasos para alejarte de la insatisfacción
La insatisfacción es el resultado de la creencia de que hemos de ser exitosos. La búsqueda incesante bajo este estado emocional responde a un sistema de creencias que posiblemente heredamos y que ahora, ya nos nos sirve. Pero ¿qué es el éxito? ¿Más cargo, más títulos, más dinero, mejores parejas?
1 – Deja de ponerte en un ranking
Solo ves parte de la historia de aquellos con los que te comparas. ¿de dónde has sacado la imagen de otros con los que te estás comparando?
Otro de los promotores de la infelicidad es la publicidad. Esta fomenta la creación de falsas necesidades y contribuye a seguir ideales que poco tienen que ver con la realidad. Está en todos lados y, además, si observas cualquier anuncio, es casi más importante la emoción que nos venden que el producto en sí. La pregunta es: ¿qué necesitas entonces?
Nuestras vidas son una serie de ideales y expectativas que a veces no somos conscientes de tenerlas. Estamos insatisfechos porque no logramos cumplir las fantasías que tenemos sobre nosotros, y también lo estamos con los demás porque no satisfacen las fantasías que tenemos sobre cómo deberían comportarse con nosotros, porque la vida no es como debería ser, etc.
¿Y cómo nos desprendemos de ellas? Dándonos cuenta. Cuando estés frustrado, decepcionado, enfadado, estresado, infeliz… escribe, en ese momento, la fantasía que tienes y detecta ese cómo deberían ser las cosas y no están siendo. Practica dejar marchar la fantasía.
“Por lo mucho que esperas, descuidas lo que tienes” – Alejandro Jodorowsky
2 – Construye la confianza
Las razones por las que perdemos la confianza están enraizadas en la auto-valoración y los pensamientos negativos sobre nosotros mismos. A través de darte cuenta de que el fracaso no es una razón para juzgarnos, atreviéndote a perdonarte por los errores del pasado, empezando poco a poco a hacer y mantener promesas contigo mismo, son algunas de las claves para volver a confiar en ti.
Si te juzgas por no hacer algo bien o por no ser lo suficientemente bueno en algo, ¿Puedes perdonarte por ello igual que lo harías con otra persona? ¿puedes entender que tu yo de aquel momento lo hizo lo mejor que supo con los recursos que tenía?
*Atelofobia: Miedo a no ser suficientemente bueno, a ser imperfecto.
3 – Quiérete
Poca gente está contenta con su cuerpo. Una de las grandes manifestaciones de nuestro miedo de no ser lo suficientemente bueno es nuestra creencia de que nuestros cuerpos tampoco lo son. Ésta es una forma de auto-odio y hace que estemos deprimidos, inseguros, insatisfechos con nosotros y busquemos formas externas de felicidad.
Pasemos a la acción: Colócate frente a un espejo, cuanto menos ropa, mejor. Intenta mirarte el cuerpo (y la cara) sin juzgarte. Acéptalo por lo que es. Puede que sientas eso de “desearía que fuera distinto”. No es distinto. Es exactamente como es, y esa es la versión perfecta de lo que debe ser. No hay mejor versión.
Y ojo, liberarte de los juicios y aceptar tu cuerpo es totalmente compatible con iniciar o mantener hábitos saludables.
4 – Encuentra la felicidad interior
¿Y qué significa esto? Significa encontrar el gozo en lo sorprendente que eres, en tu crecimiento constante y en el proceso de aprendizaje, en tu apreciación de la vida y su siempre cambiante estado, en cómo ves la soledad y su conexión. Éstas son todas cosas asombrosas y todas están dentro de ti.
La felicidad está en el darse cuenta de lo bueno que nos pasa (bueno, que no perfecto), apreciar lo que está dentro de nosotros sin importar lo que está sucediendo fuera. Y una vez cambiemos esta mirada sobre nosotros mismos, y solo entonces, podremos mirar de otra manera en los demás.
La insatisfacción escuece, pero bien gestionada nos invita a la acción, a asumir nuevos retos y nos inspira a innovar y crear.
Hoy, y con motivo de la celebración del Día Internacional de los Trabajadores, me permito rememorar a aquellos que, fruto de la insatisfacción, creyeron, pelearon y hasta cayeron por conseguir todos y cada uno de los derechos laborales que hoy nosotros disfrutamos.
Pero más allá de esta fecha específica, el tema del trabajo siempre ha estado presente en la música, con canciones que lo ensalzan, critican sus condiciones o promueven el ocio.
Os invito a escuchar «Working Class Hero«, del gran John Lennon. Encontraréis a un Lennon rebelde, con algún matiz depresivo e irónico, pero sobre todo con conciencia social, la cual sería su bandera de lucha durante la década siguiente a su composición.
Una década más tarde, Donna Summer se encontraba con «Onetta«, una empleada de un baño público que la inspiró a contar la historia de una mujer que “trabaja duro para ganar dinero”.
Beli Méndez – Psicóloga especializada en el desarrollo del potencial de las personas
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Un comentario
Un gran artículo para un día como el de hoy. Recordemos que el éxito no se alcanza superando a los demás, sino superandote a tí mismo. Gracias Beli Méndez